Consejo Regulador de la DO Jerez-Xérès-Sherry
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Bodegas
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El "Marco de Jerez" es el territorio vitivinícola
español de las provincias de Cádiz y Sevilla, en la comunidad autónoma
de Andalucía, donde se produce y se cría el jerez. Está compuesto por
Jerez de la Frontera (que le da nombre), Sanlúcar de Barrameda, El
Puerto de Santa María, Trebujena, Chiclana de la Frontera, Puerto Real,
Rota, Chipiona y Lebrija (único situado en la provincia de Sevilla). Se
divide en dos áreas diferenciadas, la "zona de producción"[ y la "zona
de crianza". La zona de producción está compuesta por Jerez, Sanlúcar,
El Puerto, Trebujena, Chiclana, Puerto Real, Rota, Chipiona y Lebrija,
mientras que la zona de crianza se limita a Jerez, Sanlúcar y El Puerto.
Su situación geográfica, bajo la influencia climática del Atlántico y
del Mediterráneo y con una media de 30 días al año de precipitaciones
intensas, hace que la crianza de sus caldos tenga características
especiales. Otros elementos diferenciadores son la tierra albariza, la
variedad de uva Palomino, la crianza bajo flor (levaduras del género
Saccharomyces) y el sistema de crianza de criaderas y soleras.
El vino producido es el jerez de todas sus especialidades: el fino, la
manzanilla, el amontillado, el oloroso, el palo cortado, el
pedrojiménez, el moscatel, el Pale Cream, el Medium y el Cream. Asimismo
en la zona se produce el Vinagre de Jerez y el Brandy de Jerez.
El jerez forma parte del Foro de Denominaciones de Origen Vitivinícolas
Históricas junto con el oporto, el rioja, el burdeos, el champaña, el
coñac, el borgoña y el barolo. Las siguientes circunstancias históricas
han ido determinando la identidad de los vinos producidos en el Marco de
Jerez.[3]
En el siglo I a. C. Estrabón, en el libro III de su Geografía, dice que
la vid fue traída a la región por los fenicios, fundadores de Gadir,
hacia el 1100 a. C. En el Yacimiento arqueológico de Doña Blanca, ciudad
fenicia situada en el término de El Puerto de Santa María, se han
encontrado un lagar que data del siglo IV a. C. En esa época, parece ser
que la región donde actualmente está Jerez se llamaba Xera y su
principal ciudad era Asta Regia.
Tras la pacificación de la Baetica en el 138 a. C. por parte de Escipión
Emiliano y la subsiguiente romanización de la región, se inició una
intensa exportación de aceite de oliva, vino y garum desde la provincia
hispana Bética hacia la metrópoli romana y otras partes del Imperio. Por
entonces, la región de Xera pasó a denominarse Ceret.
Durante la Edad Media, en el año 711, con la islamización de Hispania,
Ceret pasó a denominarse Šeriš (Sherish). En los más de cinco siglos que
duró en la zona la dominación islámica, Sherish se mantuvo como un
importante centro de elaboración de vinos, a pesar de la prohibición
coránica, bajo la excusa de la producción de pasas y la obtención de
alcohol con fines medicinales. En el 966, durante el califato de Alhakén
II, a instancias de Almanzor, se decidió arrancar los viñedos jerezanos
por motivos religiosos, pero la oposición local consiguió que sólo se
arrancara un tercio del mismo. En el siglo XII, los vinos de Sherish ya
eran exportados y apreciados en Inglaterra, pasando a ser conocidos allí
como Sherry.
Con la conquista de Sevilla en 1248 por Fernando III el Santo, el área
de Sherish quedó sometida bajo una especie de protectorado. En 1264 se
produjo la reconquista definitiva del reino vasallo por parte de Alfonso
X el Sabio. Según el libro de repartimiento de la ciudad, redactado tras
la conquista castellana, existían en ella 21 cascos de bodega. De las
siete mezquitas existentes dos fueron convertidas en bodegas. Con la
presencia cristiana, el topónimo árabe se castellanizó, pasando a ser
Xeres o Xerez. Con el tiempo se añadió de la Frontera, al lindar su
término con el Reino de Granada.
Las viñas jerezanas se convirtieron en una fuente de riqueza para la
Casa Real, puesto que la ciudad de Jerez tras la reconquista cristiana
pasó a ser realenga. Enrique I de Castilla, para desarrollar las
manufacturas nacionales, intercambió lana inglesa por vino de Jerez, lo
que contribuyó a la popularización de éste en Inglaterra. Por su parte,
Enrique III de Castilla, por Real Provisión de 1402, prohibió que se
arrancase una sola cepa de Jerez y que cerca de la viñas hubiese
colmenas cuyas abejas dañasen su fruto.
La creciente demanda de vino provocada por el intenso comercio de los
puertos de la Baja Andalucía durante la Baja Edad Media con Inglaterra,
Flandes, Francia y Génova, provocó la necesidad de regular la actividad
vinícola y comercial. Por ello, el 12 de agosto de 1483 el Cabildo de
Jerez promulgó las Ordenanzas del Gremio de la Pasa y la Vendimia de
Jerez, primer reglamento que reguló la vendimia, las características de
las botas (barricas), el sistema de crianza y el comercio.
Durante la Edad Moderna, el descubrimiento de América abrió al jerez un
nuevo mercado. Existía un privilegio que reservaba un tercio de la carga
de los barcos que comerciaban con Las Indias para el transporte de vino.
Aunque el monopolio del comercio con América lo tenía el puerto de
Sevilla (posesión de la Corona), los puertos señoriales de Sanlúcar[4] y
El Puerto de Santa María continuaron sirviendo de lanzadera al jerez
para el comercio con los puertos europeos, que ya existía desde la Baja
Edad Media. El puerto de Sanlúcar pertenecía a la Casa de
Medina-Sidonia, mientras que El Puerto de Santa María era propiedad de
la Casa de Medinaceli. Este último era de fácil acceso para las
mercancías jerezanas que llegaban a él, Guadalete abajo, a través del
embarcadero de El Portal.
El jerez viajó en las bodegas de la nao Victoria y de las demás naves
que, comandadas por Fernando de Magallanes, salieron del puerto de
Sanlúcar el 20 de septiembre de 1519, regresando al mismo puerto en
1522, ya bajo el mando de Juan Sebastián Elcano, en lo que fue la I
Circunnavegación marítima de la Tierra.
Durante el Siglo de Oro, la piratería inglesa, aunque perjudicial para
los intereses de los comerciantes del Marco, fue un factor importante en
la difusión del jerez en Inglaterra.[5] En el saqueo de Cádiz de 1587,
Martin Frobisher, de la flota de Francis Drake, llevó consigo como botín
3.000 botas de jerez. En 1596 Cádiz volvió a ser saqueada, esta vez por
la escuadra anglo-holandesa del II Conde de Essex, a quien Isabel I de
Inglaterra recomendaría el jerez como “el vino ideal”. En 1625 Lord
Wimbledon intentó un nuevo ataque a Cádiz que no tuvo éxito. El jerez,
conocido en Inglaterra como sherry (nombre derivado del árabe Šeriš),
gozó allí de gran popularidad como demuestra su presencia en la mesa de
Jacobo I y las frecuentes alusiones a él que William Shakespeare hace en
sus obras; entre otras, en Noche de reyes, Las alegres comadres de
Windsor, Ricardo III, Enrique VI y Enrique IV.
En 1680 la cabecera de la Flota de Indias pasó a Cádiz, desapareciendo
el teórico monopolio sevillano, lo que benefició aún más las
exportaciones vinícolas del Marco. Surgieron los negocios familiares de
los Cargadores a Indias, de cuyo poder económico dan testimonio sus
casas. Muchos italianos (los Lila, Maldonado, Spínola, Conti, Colarte o
Bozzano) se establecieron en el Marco y pusieron en él la base de la
industria vinatera posterior. Asimismo, la demanda de jerez proveniente
de las islas Británicas hizo que, a lo largo de los siglos XVII y XVIII,
en el Marco se establecieran también negocios ingleses, escoceses e
irlandeses. Es el caso de Fitz-Gerald, O'Neale, Gordon, Garvey o
Mackenzie.
A finales del siglo XVIII el jerez era muy distinto al actual. El que se
exportaba era un vino del año, fortificado para conservarlo bien durante
el viaje. El Gremio de la Vinatería consideraba que el envejecimiento
del vino era una práctica especulativa, por lo que sus ordenanzas lo
prohibían, lo que beneficiaba a los viticultores (productores) y
perjudicaba a los comercializadores (extractores). Como consecuencia de
esta circunstancia, en 1775 comenzó una pugna entre éstos, llamada el
"'pleito de los extractores". Tras varias décadas, el pleito se decantó
del lado de los comercializadores con la abolición del Gremio de la
Vinatería, lo que impulsó definitivamente la producción y el comercio
del vino según las modernas prácticas del mercado.
Asimismo, la posibilidad de almacenar los caldos de diferentes cosechas
dio lugar al envejecimiento mediante el sistema de criaderas y soleras,
una de las aportaciones fundamentales de la enología jerezana. La
fortificación del vino dejó de ser un mero medio de estabilización y se
convirtió en una práctica enológica: la adición a los vinos de
aguardiente vínico en mayor o menor proporción, dio lugar a la amplia
gama de jereces que hoy conocemos. Con todo ello, a principios del siglo
XIX se conformó definitivamente la identidad actual del vino de Jerez y
se comenzó a abastecer al mercado con vinos de calidad estable.
En esa nueva situación, se instalaron en el Marco más vinateros
británicos: los Wisdom, Warter, Williams, Humbert, Sandeman, Osborne,
Terry y Duff-Gordon, entre otros, que debido a su nacionalidad en 1825
consiguieron que el gobierno británico rebajara “dos duros por bota” el
impuesto de accisas sobre el vino. Por ello su venta se multiplicó por
cuatro entre 1825 y 1840. Este crecimiento atrajo al Marco “capitales de
regreso” españoles; esto es, hombres acaudalados que regresaban a España
tras el proceso de emancipación de las colonias de ultramar. Entre estos
"indianos" eran numerosos los de origen vasco, como los Goytia, Muriel,
Goñi, Aizpitarte y Otaolaurruchi. Asimismo en esta época comenzaron su
actividad los González (1835) y los Misa (1844).
A lo largo del siglo XIX el jerez se consagró como vino de fama
universal, lo que trajo rápidamente consigo la imitación y la
comercialización de vinos falsificados, que no estaban producidos en el
Marco de Jerez. Ello despertó el celo de los bodegueros jerezanos, que
pretendían impedir que se comercializase con el nombre de Jerez vinos
producidos fuera del Marco.
En 1878, varios bodegueros acudieron al Congreso Internacional de Marcas
de Fábrica, donde se creó la Liga Internacional para la Propiedad Mutua
de la Propiedad Industrial, cuya primera reunión se celebró en París en
1883. El 14 de abril de 1891 el Convenio de Madrid convirtió en norma
los acuerdos e intenciones declaradas en la reunión de París, comenzando
el reconocimiento internacional del vino de Jerez como producto con
origen geográfico. Esta protección no resultó tan efectiva como era
deseable puesto que el concepto de "Denominación de Origen" era un
recién nacido en el derecho internacional. Por ello los bodegueros del
Marco no cesaron en su lucha contra las falsificaciones.
En 1910 se fundó en Londres la Sherry Shippers Association, formada por
armadores ingleses interesados en fomentar la importación y la promoción
genérica del jerez. En 1924, durante la dictadura de Primo de Rivera, el
Gobierno concedió al Ayuntamiento de Jerez de la Frontera la propiedad
de la marca colectiva "Jerez", que incluía cosecheros, industriales y
comerciantes de dicha ciudad. Sin embargo, el paso definitivo en la
protección de los vinos del Marco no llegó hasta 1933, con la II
República, cuando se constituyó el Consejo Regulador de las
Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry.[6]
y dio rango legal al Consejo Regulador de la denominación de origen
Jerez-Xérès-Sherry, en virtud del artículo 34 del Estatuto del Vino,
promulgado durante la II República Española por Ley de 26 de mayo de
1933. El 3 de agosto de 1934 se celebró su primera sesión y el 19 de
enero de 1935 se publicó el primer reglamento de la denominación, que
sirvió como modelo para otras denominaciones españolas que surgieron
posteriormente pues, como recoge la Gaceta de Madrid nº 119 de 29 de
abril de 1935, el Consejo Regulador del Jerez fue el primero en
constituirse en España y, por lo tanto, el más antiguo de esta
nación.[7]
En la década de 1960 se mantuvo un pleito entre en Consejo Regulador del
Jerez y el llamado British Sherry, por el uso de la denominación "Sherry".
Los británicos argumentaban que "sherry" era una denominación genérica y
no una denominación de origen, sin embargo los jerezanos aportaron un
mapa de al-Idrisi como prueba que demuestra que el vocablo inglés "sherry"
proviene del topónimo árabe de Jerez (Sherish). Sin embargo, el nombre "Sherry"
se ha usado y se usa todavía en Gran Bretaña, California, El Canadá,
Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica como un semigenérico.
En 1964 se modificó el Reglamento de la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry
creándose la Denominación de Origen Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda,
reconociéndose oficialmente el carácter especial de la manzanilla dentro
de los demás jereces y quedando ambas denominaciones amparadas por un
mismo Consejo Regulador. Sin embargo la denominación "Manzanilla" se ha
usado a veces de manera genérica, lo que ha llevado a recientes pleitos
como el de la "Manzanilla de Lebrija".[8] Ante esto la Unión Europea ha
hecho pronunciamiento taxativo que identifica a la Manzanilla
exclusivamente como un vino característico que procede exclusivamente de
Sanlúcar de Barrameda.
En 1977 se publicó un nuevo Reglamento de las Denominaciones de Origen
Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda y de su Consejo
Regulador, por Orden del Ministerio de Agricultura de 2 de mayo. Hoy en
día este reglamento sigue vigente aunque, tras el proceso autonómico en
Andalucía, el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen "Jerez-Xérès-Sherry"
y "Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda" se ha convertido en una corporación
de derecho público que actúa como órgano desconcentrado de la Consejería
de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. El pleno del Consejo
está compuesto por 21 personas: 18 vocales elegidos democráticamente
cada cuatro años, un Presidente[10] elegido por los vocales, el
Secretario General del Consejo Regulador y un representante de la Junta
de Andalucía con voz pero sin voto. Las funciones del Consejo Regulador
del Jerez y de la Manzanilla son el control y certificación de los
jereces amparados, su promoción y la defensa del patrimonio enológico
del Marco de Jerez. Con la reciente promulgación de la Ley de la
Protección del Origen y de la Calidad de los Vinos de Andalucía, el
reglamento de 1977 está en proceso de revisión para adaptarlo a la nueva
normativa.
Tras las elecciones de 2010, su presidente es Antonio Fernández,
exconsejero de economía de la Junta de Andalucía.
Normativa
Orden de la Consejería de Agricultura y Pesca de 2 de mayo de 1977 (BOE
núm. 113, de 12 de mayo de 1977), por la que se reglamentan la
Denominaciones de Origen «Jerez-Xérès-Sherry» y «Manzanilla-Sanlúcar de
Barrameda» y su Consejo Regulador, modificado en sus artículos 15, 20.3
y en su artículo 21.A, por Orden de 8 de octubre de 1996 (BOJA núm. 121,
de 22 de octubre de 1996), en el punto 2 del artículo 4 por Orden de 5
de mayo de 1997 (BOJA núm. 58, de 20 de mayo de 1997), por Orden de 3 de
marzo de 1999 (BOJA núm. 37, de 27 de marzo de 1999) en su artículo
15.3, en la letra b) del punto 1 del artículo 46 por Orden de 27 de mayo
de 2002 (BOJA núm. 46, de 20 de abril de 2002) y en su artículo 32.1.
por Orden de 19 de febrero de 2007 (BOJA núm. 47, de 7 de marzo de
2007).
Clima
El clima es de tipo mediterráneo con influencia del Océano Atlántico. La
temperatura media durante el período de actividad de la vid es de 17,5º
centígrados, rondándose los 300 días de sol anuales. El viento
predominante es el poniente, que proviene del océano. En verano, la
humedad marítima modera la temperatura, contrarrestando el efecto del
viento de levante o solano y trayendo a las viñas la blandura o rocío.
Las precipitaciones anuales rondan los 600 l/m2 de media, concentradas
entre octubre y mayo, siendo septiembre un mes seco, circunstancia que
favorece la maduración, la sanidad y la recogida de la uva en el mes de
la vendimia.
Suelo
La orografía del Marco de Jerez se compone de grandes llanuras y suaves
lomas que forman una dilatada campiña de horizontes abiertos. Los
viñedos está situados en pagos, que son porciones de tierra de extensión
variable que tienen una topografía, un mesoclima y una pedología
homogéneos. De manera general, puede decirse que en el Marco hay tres
tipos de suelo: los barros, las arenas y la albariza. La albariza es el
elemento edafológico más singular del Marco, que recibe su nombre por el
color blanquecino del terreno. Consiste en una roca marga blanca y
orgánica, rica en carbonato cálcico, arcilla y sílice formada en el
Oligoceno por la sedimentación de las aguas de un mar interior. Es la
tierra más apropiada para la producción de uvas destinadas a la
elaboración del jerez, ya que tiene un alto poder de retención de agua,
permaneciendo durante el verano seca en la superficie pero húmeda a
varios metros de profundidad. Los vinos de mejor calidad son los
elaborados con uva proveniente de pagos de albariza. Por ello, sus viñas
se clasifican en dos tipos: las denominadas "Jerez Superior" (situadas
en pagos de albariza) y las llamadas "Zona" (emplazadas en pagos de
barro o de arena)
La plantación de la viña se prepara mediante el desfonde o cava de
la tierra. Se realiza un cajón por cada cepa que se va a plantar, se
procede al abonado de fondo de cada uno de ellos y se tapan con
tierra.[18] Estas faenas se realizan en agosto, cuando la tierra está
más seca y cuesta menos ararla al ser menos compacta, motivo por el cuál
se le denomina agostao.] A finales de febrero o principios de marzo del
año siguiente se procede a plantar la vid Portainjerto, introduciendo en
la tierra 6 dm de la vara. Los liños de cepas se orientan de norte a
sur, para posibilitar la máxima insolación. En agosto, se procede al
injerto de la cepa con las variedades viníferas autorizadas por el
Consejo Regulador, que son las variedades Palomino, Pedrojiménez, y
Moscatel.
En la primera poda, a la cepa injertada, se le dejan sólo dos brazos,
que posteriormente servirán para podarla según el sistema de "vara y
pulgar". Este sistema de poda consiste en dejar en un brazo de la cepa
una vara de ocho yemas, mientras que en el otro brazo se deja un pulgar
de una sola yema.De la vara nacerán los racimos de esa cosecha, mientras
que del pulgar saldrá un sarmiento. Al año siguiente el sarmiento que
brotó del pulgar será la vara, mientras que la vara del año anterior se
podará en corto, a modo de pulgar. Este sistema de poda alterno se
realiza entre diciembre y enero.
Vendimia
La vendimia suele efectuarse a principios del mes de septiembre, cuando
el escobajo de la vid se vuelve oscuro y "la uva se rinde", esto es,
cuando está blanda y dulce. La uva debe tener como mínimo de 10,5º baumé.
La "corta" de la uva se realiza a mano y se lleva inmediatamente al
lagar. Para lograr la pasificación de la uva destinada a la producción
de vinos dulces (Pedro Ximénez y Moscatel), se coloca ésta sobre redores
de esparto al aire libre, pero que de noche se cubren para que la
humedad de la madrugada le afecte lo menos posible. Este procedimiento,
que se denomina soleo, puede prolongarse más de una semana, dependiendo
de las condiciones climatológicas que se den
Vinicultura
El Marco de Jerez se divide en dos áreas diferenciadas, la "zona de
producción" y la "zona de crianza" del jerez. La zona de producción está
compuesta por Jerez, Sanlúcar, El Puerto, Trebujena, Chiclana, Puerto
Real, Rota, Chipiona y Lebrija, mientras que la zona de crianza se
limita a Jerez, Sanlúcar y El Puerto. El Consejo Regulador sólo permite
elaborarlo con uva proveniente de la "zona de producción" y criarlo
exclusivamente en Jerez, Sanlúcar y El Puerto, la "zona de crianza".
Mosto
La uva que llega al lagar se selecciona quitando los racimos en malas
condiciones, el escobajo y las hojas que traiga, para evitar el exceso
de tanino. La uva seleccionada se introduce en máquinas que la estrujan
suavemente para que el grano se abra antes de entrar en la prensa. En
ella se obtiene 70 L de mosto por cada 100 kg de uva. El mosto extraído
en esa proporción se denomina mosto de yema. Posteriormente, se puede
aplicar más presión a la uva con el objeto de extraer más líquido
contenido en ésta. El mosto resultante de la segunda prensa se utiliza
para la elaboración de subproductos, pero no puede usarse para la
elaboración de vinos calificados como Jerez, que sólo puede producirse a
partir del mosto de yema.
Fermentación
El mosto de yema se introduce inmediatamente en depósitos de acero
inoxidable para propiciar su fermentación, que tendrá lugar a una
temperatura controlada entre 22 y 24 °C. Este proceso se divide en dos
fases: la fermentación tumultuosa y la fermentación lenta. La primera
tiene lugar durante los primeros días y en ella más del 90% del azúcar
que tiene el mosto de yema, se convierte en alcohol etílico y en
anhídrido carbónico. La segunda fase, la fermentación lenta, termina a
primeros de diciembre con la obtención de un vino blanco totalmente seco
de entre 11 y 12º vol.
El antiguo sistema de fermentación en botas de roble americano todavía
se mantiene excepcionalmente en las bodegas por dos motivos: para que
las barricas nuevas se envinen y se vuelvan aptas para la crianza del
vino, o simplemente para vinificar el mosto de esa forma característica.
Finalizada la fermentación, el caldo resultante es un vino blanco de una
graduación entre 11 y 12º. La gravedad y el frío del invierno han hecho
que las partículas sólidas que el mosto tenía en suspensión se decanten
en el fondo del depósito; estos sedimentos se llaman "lías". En la
superficie del vino, que se ha vuelto limpio y transparente, se ha
desarrollado una capa de levaduras del género Saccharomyces, que recibe
el nombre de “flor”.
Clasificación y fortificación de los vinos
Los vinos resultantes de la fermentación se catan y se clasifican antes
del “deslío” (eliminación de las lías). Los catadores deciden el rumbo
que seguirán en la fase de crianza en función de las características que
presenten. Los vinos pálidos, muy limpios a la nariz y ligeros se
clasifican como fino o manzanilla, mientras que los que son netos al
olfato pero tienen más cuerpo y están bien estructurados, se clasifican
como olorosos. Los finos o manzanillas se encabezan o fortifican con
aguardiente de vino hasta alcanzar los 15º, mientras que los olorosos
alcanzan los 17º o más, según la bodega. El distinto grado de
fortificación o encabezado determina el tipo de crianza de cada caldo.
Crianza
Sobretablas
Tras la fortificación, el vino se introduce generalmente en "botas" de
roble americano de 500 litros de capacidad. Se llena de vino los 5/6 de
la bota y se deja el sexto restante ("dos puños") a modo de cámara de
aire. Esta práctica diferencia el sistema de crianza del jerez del usado
en otras regiones vinícolas, en las que el vino se cría en vasijas
herméticamente cerradas para evitar la oxidación. A esta primera fase de
crianza se le llama "sobretablas".
Fino y manzanilla. La flor
El vino destinado a ser fino o manzanilla, que se había fortificado
hasta alcanzar los 15º, se introduce en la barrica dejando "dos puños"
de cámara de aire, conservando sobre él la capa de levaduras del género
Saccharomyces surgida durante el proceso de fermentación, llamada "la
flor".Este velo de levaduras cubre toda la superficie del vino dentro de
la bota, aislándolo del aire e impidiendo su oxidación, por lo que esta
forma de crianza no es oxidativa sino "biológica". La flor se reproduce
y muere constantemente, proliferando o "floreciendo" especialmente en
primavera y otoño y debilitándose en verano e invierno, cuando las
temperaturas son más extremas. La "flor" interactúa constantemente con
el vino que cubre, consumiendo parte de su alcohol y nutrientes y
aportándole aromas y sabores. La "flor" que va muriéndose, se decanta y
deposita en el fondo de la "bota", formando lo conocido como "madre del
vino".
Oloroso
El vino clasificado para ser oloroso, que se había "encabezado" hasta
alcanzar los 17º como mínimo, también se introduce en "botas" dejando
"dos puños" de cámara de aire. Su alta graduación alcohólica impide el
desarrollo de las mencionadas levaduras, por lo que éste entra en
contacto directo con el aire, dando nombre al tipo de crianza denominada
oxidativa o físico-química.
Amontillado
La graduación alcohólica del vino criado bajo "flor" (fino o manzanilla)
puede aumentar por encima del umbral tolerado por las levaduras, por
factores ambientales tales como la temperatura o la humedad, o por la
acción de la mano del bodeguero. Conforme la "flor" va desapareciendo el
vino entra en una crianza oxidativa. El vino resultante de esta crianza
mixta (primero biológica y luego oxidativa), se llama amontillado y es
una de las particularidades enológicas del Marco de Jerez.
Sistema de criaderas y soleras
En las bodegas del Marco de Jerez las barricas se ordenan según la vejez
del vino que contienen. Las "botas" (barricas) se alinean en hiladas a
distinta altura ("andanas") y se agrupan en baterías ("cachones"),[según
un sistema de envejecimiento característico del Marco de Jerez llamado
sistema de "criaderas y soleras". La "andana de botas" o hilera de
barricas más cercana al suelo se denomina "solera". En ella están los
vinos más viejos. La hilada de barricas inmediatamente superior a la
solera, se denomina "primera criadera", y contiene vino más joven. Sobre
ella se sitúa la "segunda criadera", que contiene vino más joven que la
primera, y así sucesivamente, con un mínimo de dos criaderas.
La operación por la cual se extrae vino para su consumo se llama "saca".
El vino destinado únicamente a comercializarse se extrae de las botas de
la solera en pequeñas cantidades. La cantidad extraída de dichas botas
se sustituye por la misma porción de vino procedente de la primera
criadera que, a su vez, se rellena con vino procedente de la segunda y
así sucesivamente, hasta alcanzar la última andana, cuyas botas se
completan con el vino más joven. Esta operación de trasiego se conoce
como "corrida de escalas" o "correr las clases". Tradicionalmente los
trasegadores realizan esta operación manualmente, con dos herramientas
llamadas "canoa" y "rociador". Las características de estos utensilios
permiten introducir el vino en la barrica lentamente, como si se tratase
de un "rocío", al objeto de no dañar la capa de levaduras o "flor" que
cubre la superficie del vino. De esta manera, el vino más joven se va
mezclando con el más viejo del que adquiere progresivamente sus
características, logradas tras años de solera.
El sistema de criaderas y soleras, es un sistema de crianza dinámico,
completamente distinto al sistema de añadas que es estático. Por ello,
no puede decirse que los vinos del Marco sean de una cosecha concreta,
sino que solamente puede indicarse una vejez mínima o media, según los
casos. La vejez mínima del Jerez es de tres años, lo que equivale a una
solera y dos criaderas. Sin embargo deben tenerse en cuenta otros dos
factores: la frecuencia con que se saca vino de la solera y la cantidad
de caldo que se extrae en cada «saca». Esto determina que en muchos
casos la vejez relativa sea mucho mayor.
Arquitectura bodeguera
Las características arquitectónicas tradicionales de las bodegas del
Marco de Jerez son las siguientes: Se sitúan preferiblemente cerca del
mar o en terrenos altos para recibir la brisa marina. Su orientación
ideal es noroeste-sureste para evitar al máximo la insolación y
preservar la humedad. Suelen ser edificios de planta rectangular, con
paramentos de mampostería enfoscados y encalados, cubiertos con
armaduras de madera a dos aguas con tejado de tejas árabes. Los muros
externos, construidos con materiales de gran higroscopicidad y con un
espesor mínimo de 60 cm., mantienen un elevado grado de humedad y
proporcionan un gran aislamiento térmico. La altura de los edificios es
elevada, llegando a alcanzar los 14 m. Esto hace que alberguen un gran
volumen de aire necesario para la crianza bajo levaduras. Las ventanas
suelen estar situadas a gran altura, son de forma apaisada y están
cubiertas de celosías o esteras de esparto lo que favorece la
ventilación pero impide que penetre la luz solar, puesto que las
levaduras de la "flor" viven en la oscuridad. El suelo es terrizo, lo
que ayuda a mantener la humedad del interior y a mantener fresca la
bodega en verano, cuando se llega a regar Bodegas moriscas
Las bodegas moriscas son edificios de planta y altura reducida, por lo
que su capacidad de contener "botas" es muy limitada. Están cubiertas a
una sola vertiente de vigas cortas y tejado de tejas árabes. Su escasa
ventilación hacía que fueran especialmente idóneas para la crianza de
vinos tintos dulzones, arropados o acaramelados y vinos dulces de uvas
pasas endulzados con miel, pero no para el envejecimiento de vinos bajo
"flor". Se conservan algunas bodegas moriscas en Sanlúcar de Barrameda y
Trebujena muy amenazadas por el crecimiento urbanístico. Las bodegas de
los conventos y de las casas de cargadores a Indias, como las bodegas
moriscas, suelen ser de pequeño tamaño.
Bodegas catedrales
Se conocen como "bodegas catedrales", según expresión del viajero
romántico Richard Ford, a un tipo de bodega específico del Marco de
Jerez. Se trata de bodegas que se dedican exclusivamente a la crianza
del vino y que se caracterizan por ser edificios de extensa planta
rectangular, cubiertos con armaduras y tejados a dos aguas, sustentados
por arcos formeros apeados sobre pilares, lo que determina normalmente
que su planta sea de tipo basilical. La similitud de estas bodegas con
los edificios religiosos bajoandaluces, especialmente los de tradición
mudéjar, ha hecho que el nombre que les dio Richard Ford se halla
consolidado a la hora de nombrar estos "templos del vino". Las
construcciones de esta tipología se remontan a finales del siglo XVIII y
se generalizaron en el siglo XIX, con la producción a gran escala de
finos y manzanillas, cuya crianza bajo "flor" requiere de grandes
edificios que posibiliten un gran aislamiento térmico y una gran
ventilación. Muchas de las bodegas catedrales fueron sufragadas con
grandes "capitales de regreso" indianos o procedentes de la inmigración
interior española y extranjera.
Sacristías
En el Marco de Jerez se conoce con el nombre de "sacristía" a un tipo de
estancia particular que existe dentro de algunas bodegas. En las
sacristías se guardan los mejores vinos que atesoran las bodegas, cuyo
consumo se reserva a los familiares, amigos y empleados de confianza del
bodeguero y con el que se agasaja a los compradores y a las
personalidades que eventualmente visitan la bodega. A los pequeños
"cachones" de "botas" que albergan las sacristías se les llama
"altares", siguiendo el símil litúrgico al que son tan afectos los
bodegueros que también da nombre a éste tipo de estancia y a las bodegas
catedrales.
Comercialización
Crianza y Expedición, las Bodegas de Crianza y Almacenado y las Bodegas
de Producción. Las primeras y las segundas, sólo pueden estar situadas
en la Zona de Crianza, mientras que las terceras pueden estarlo en la
Zona de Producción. Las Bodegas de Crianza y Expedición son las únicas
que pueden criar y comercializar vinos amparados por la Denominación de
Origen, pues las Bodegas de Crianza y Almacenado pueden criarlo y
almacenarlo pero no ponerlos en el mercado directamente sino a través de
su venta a Bodegas de Expedición. Las Bodegas de Producción pueden criar
vino y venderlo a las Bodegas de Crianza. Existen bodegas de Producción
en Chiclana de la Frontera, Chipiona, Trebujena y Rota.
En cuanto a las ventas, recientemente la venta nacional ha superado a la
de Reino Unido (tradicionalmente la más fuerte). Aunque otros mercado
internacionales están subiendo cosiderablemente
Sistema de cupos
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jeréz-Xérès-Sherry
garantiza la vejez mínima de los vinos mediante el llamado "sistema de
cupos". Este método consiste en autorizar solamente la comercialización
de una parte del vino que hay en cada bodega. El Consejo exige que las
bodegas de crianza deben disponer de tres litros de vino por cada litro
comercializado. Mediante este porcentaje o cupo máximo de
comercialización se garantiza que el vino que sale de las bodegas tenga
siempre una vejez mínima de tres años.
Sin embargo, esta medida parece estar rozando los cupos de ventas
discriminados, prohibidos por la legislación de la competencia
española.Jerec esecie de bandeja para portar cañas de manzanilla.
Los vinos generosos de Jerez son secos como consecuencia de haber sido
elaborados con mosto completamente fermentado. Según su crianza se
dividen en:
Fino: seco y ligero al paladar, entre 15º y 18º, criado bajo flor, color
pajizo o dorado pálido, aroma punzante y delicado, sabor almendrado.
Manzanilla: seco y ligero al paladar, entre 15º y 19º, criado bajo flor,
color pajizo o dorado más claro que el fino, aroma punzante.
La Manzanilla es un vino parecido al fino que tiene unas características
especiales debidas a que se cría exclusivamente en Sanlúcar de Barrameda,
según sus condiciones microclimáticas y siguiendo el estilo personal de
sus bodegas. Estas peculiaridades hacen que exista específicamente la
Denominación de Origen Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, bajo el mismo
Consejo Regulador que el Jerez. Hay varios tipos de Manzanilla, aunque
la Manzanilla fina es el caldo sanluqueño prototípico. La Manzanilla
pasada es menos pálida y tiene más cuerpo que la fina, debido a que se
oxida ligeramente en su larga crianza.
Amontillado: seco y ligero al paladar, entre 16º y 22º, color ámbar,
aroma punzante atenuado, sabor avellanado.
Oloroso: seco, con mucho cuerpo y vinosidad, entre 17º y 22º, color del
ámbar al caoba, aroma fuerte, sabor a nuez.
Palo cortado: seco, con cuerpo, entre los 17º y los 22º, color caoba
brillante, aroma punzante, sabor avellanado. Conjuga el sabor del
amontillando con el cuerpo y la nariz del oloroso. Es un vino difícil de
encontrar ya que las uvas idóneas para su crianza desaparecieron con la
plaga de filoxera de 1894.
Vinos dulces
Los vinos dulces se elaboran con uvas de las variedades Moscatel y Pedro
Ximénez. Los racimos se solean o se ponen a "soleo" para su
pasificación. El alto contenido en glucosa de estas uvas hace que el
mosto resultante sea especialmente dulce y denso. Este mosto se fermanta
parcialmente, lo que hace que conserve gran cantidad de azúcar. El vino
resultante se somete a una crianza oxidativa según el sistema de
criaderas y soleras.
Pedro Ximénez: dulce, suave, color caoba oscuro, olor a pasas.
Moscatel: muy dulce, color caoba oscuro, con aroma característico de la
variedad vitícola.
Vinos generosos de licor
La mezcla o "cabeceo" de vinos generosos secos con vinos dulces, da
lugar a "vinos generosos de licor" con distintos grados de dulzor.
Pale cream: dulce, entre 15,5º a 22º, color amarillo pajizo o dorado,
aroma punzante y delicado.
Medium: ligeramente dulce, entre 15 y 22º, color de ámbar a caoba claro,
aroma atenuado.
Cream: Se obtiene a partir del oloroso. Dulce, mucho cuerpo, entre 15,5º
y 22º de alcohol, color caoba, aroma intenso.
Vinos de vejez calificada
El consejo regulador permite la categorización de vinos como "Vinos con
indicación de edad". Entre ellos, destaca dos distintivos:
El Vinum Optimum Signatum (en latín, vino óptimo seleccionado), tiene
más de 20 años de vejez. También se le conoce con las siglas "V.O.S",
que corresponden a la locución inglesa Very Old Sherry (jerez muy viejo)
El Vinum Optimum Rare Signatum (en latín, vino óptimo y extraordinario
seleccionado), tiene más de 30 años. También se le conoce con las siglas
"V.O.R.S.", que corresponden a la locución inglesa Very Old Rare Sherry
(jerez muy viejo y extraordinario).
El sistema de cupos de estos vinos, al igual que en los restantes vinos
amparados por las denominaciones de origen del Marco, es directamente
proporcional a la vejez mínima garantizada. De este modo, por cada litro
embotellado de más de 20 años de antigüedad, la bodega debe poseer una
reserva de 20 litros del mismo sistema de crianza. En el caso de los
vinos de 30 años, por cada litro comercializado, la bodega debe disponer
de una reserva de 30 litros de la misma crianza. El laboratorio de la
Estación de Viticultura y Enología de Jerez analiza la vejez de estos
vinos y un comité de cata independiente debe aprobar la calidad de los
mismos.
Vinos históricos no amparados
Existen otros vinos históricos producidos en el Marco de Jerez que no
están amparados por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen,
como el Moscatel de Chipiona, la Tintilla de Rota y el Pajarete.
La cata del jerez presenta una serie de particularidades que la
distinguen de las convenciones internacionales en esta materia. El
principal factor diferenciador es que todos los jereces deben servirse
en catavino, aunque la manzanilla, un vino singular en varios aspectos
dentro de su contexto enológico, tiene la particularidad de escanciarse
tradicionalmente en un vaso propio, la caña de manzanilla. No obstante
también es muy frecuente y correcto beberla en catavino.
Por su gran valor estético, el uso de la venencia es otra de las
singularidades del lugar, condicionada por la particular crianza
biológica de algunos de sus vinos. La venencia permite al venenciador
extraer el vino de la "bota" dañando mínimamente la "flor" de levaduras
que hay sobre él. La habilidad del venenciador a la hora de escanciar es
un espectáculo muy apreciado en aperitivos y banquetes.
Además, recientemente se está popularizando el uso del Jerez en
cócteles.
Gastronomía
Tradicionalmente los vinos han sido muy usados en la gastronomía
jerezana y de otras zonas de la Baja Andalucía. Asimismo, la multitud de
posibilidades que ofrece su amplia gama, hace que sean empleados
frecuentemente en la nueva cocina de autor, sobre todo para macerar y
condimentar.Su fuerte personalidad hace que muchos de éstos vinos no
sean consumidos junto a las comidas fuera del ámbito bajoandaluz por
motivos culturales. Sin embargo pueden acompañar perfectamente a
multitud de comidas. A modo orientativo:
El fino y la manzanilla acompañan perfectamente al aperitivo (tapas,
aceitunas, quesos suaves, marisco...) a las sopas y a los pescados
blancos.
El amontillado hace maridaje con los quesos curados, sopas, consomés, el
pescado azul y las carnes blancas.
El oloroso riega carnes rojas y caza.
El pedrojiménez, acompaña a los dulces y a los quesos azules.
El Pale Cream combina con el foie y con la fruta fresca.
El Medium para acompañar patés y quiches.
El Cream casa con todo tipo de repostería.
Temperatura
El fino y la manzanilla deben servirse siempre entre 7 y 9 °C.
El amontillado y el oloroso entre 13 y 14 °C.
El pedrojiménez y el moscatel en torno a los 15 °C.
El Pale Cream a unos 10 °C.
El Medium entre 10 y 11 °C.
El Cream a 13 °C aproximadamente o con hielo.
Copa Jerez
Copa Jerez es un certamen organizado cada dos años por Fedejerez (la
Federación de Bodegas del Marco de Jerez) y el Consejo Regulador de las
Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla Sanlúcar de
Barrameda, en el que se reúnen cocineros y sumiller de los países con
mayor consumo de jerez (Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Estados
Unidos, Holanda y Reino Unido).
Vinagre de Jerez
A partir de la producción del vino se obtiene también el Vinagre de
Jerez, el cual se elabora a partir de la fermentación acética del vino,
siguiendo el mismo sistema de criaderas y soleras que se usa con éste.
Su color es caoba oscuro, algo concentrado y de aromas generosos con
matices de madera. Es adecuado para vinagretas y aliños de ensaladas así
como saborizante de multitud de platos.
En el 2008 forma parte de los productos de calidad certificada por la
Junta de Andalucía y su producción está regulada desde 1994 por la
Denominación de Origen Vinagre de Jerez y de su Consejo Regulador. Se
pueden encontrar dos tipos, el Vinagre de Jerez, que ha envejecido seis
meses y el Vinagre de Jerez Reserva, que ha envejecido un mínimo de dos
años, aunque el Consejo permite especificar la edad si ésta es mayor, y
pueden llegar a encontrarse vinagres de hasta 20 o 30 años.
Brandy de Jerez
El Brandy jerezano contiene entre 36 y 40 grados de alcohol, se elabora
a partir de vino proveniente de uva Palomino que, tras ser destilado
para obtener el alcohol vínico, se envejece en botas de roble americano,
que han tenido que envejecer jerez durante al menos tres años. Su
carácter, color, sabor y olor dependen en gran medida del vino con el
que fue vinificada la bota y del estilo propio de cada bodega.
No se sabe a ciencia cierta cuándo se empezó a producir brandy sin
embargo hay constancia de que ya en el siglo XVI había una gran
producción de aguardientes u holandas[46] que, al igual que hoy en día,
estaban gravados con unos altos impuestos. Actualmente, el Brandy de
Jerez es el único brandy español protegido por una denominación de
origen específica y, al igual que los vinos y que el vinagre, debe
producirse y criarse en el Marco de Jerez mediante el sistema de
envejecimiento de criaderas y soleras. Según su vejez se clasifica como
"Brandy de Jerez Solera" (con una vejez de un año), "Brandy de Jerez
Solera Reserva" (tres años) y "Brandy de Jerez Solera Gran Reserva"
(diez años).
Otros productos derivados
Recientemente se está diversificando el uso del Jerez como base de
diversos productos:
Aderezo y saborizante para productos de todo tipo, como bombones y sales
de cocina entre otros.
Enocosmética[, que usa residuos de la vinificación y crianza de jerez
(en concreto uva palomino fino[) para crear cosméticos
Vinoterapia, que usa propiedades del vino como organismo vivo con fines
terapéuticos.
Aunque no es un producto derivado, recientemente se está popularizando
el turismo enológico, incluyendo catas, cursos de venenciador, etc.
El jerez en la literatura y en la cultura popular
La larga trayectoria histórica de los vinos jerezanos, su importante
difusión comercial en el extranjero y su fuerte arraigo en la cultura
andaluza y española, han hecho que el jerez esté presente en numerosas
manifestaciones culturales de diverso tipo.
En el ámbito de la cultura popular está presente en refranes,además de
ser un elemento imprescindible de las ferias andaluzas.
De Rota, la tintilla; de Sanlúcar, la manzanilla; y de Jerez, el que rey
de los vinos es.
En el campo de la literatura culta tanto española como extranjera, son
frecuentes las alusiones al jerez. Numerosos escritores de renombre
mencionan en sus obras este vino de forma concreta o dentro de un
contexto narrativo general. Célebres alusiones al jerez son las de
William Shakespeare, Benito Pérez Galdós, Alexander Fleming[58] o Edgar
Allan Poe, en su relato El tonel de amontillado.
La importancia de la industria y de la comercialización del vino y del
brandy de Jerez, tiene un claro reflejo en el mundo de la publicidad.
Anuncios como el Toro de Osborne, la Botella de Tío Pepe y otras
imágenes publicitarias se han convertido en iconos de extraordinaria
popularidad en España en el campo de la cultura de masas.
También se hace referencia a él en la famosa marcha militar Las
Corsarias (popularmente conocida también como Soldadito español): Como
el vino de Jerez y el vinillo de Rioja son los colores que tiene la
banderita española[59]